Educar para la vida se ha convertido, en
los últimos años, en uno de los paradigmas que mayormente perfilan el
diseño de los modelos educativos que pretenden responder, de manera
eficiente y segura, a las necesidades de nuestro mundo, tan complejo y
cambiante.
El mundo se transforma, y con él nosotros mismos; los modelos
educativos que una vez hicieron frente a las necesidades de ayer, hoy
resultan obsoletos ante la modernidad, e incapaces de garantizar la
igualdad de oportunidades para todos. Y es que el vertiginoso avance
tecnológico y la creciente demanda de información que caracterizan a
nuestros días, exigen cambios trascendentales, no sólo en lo que a
sistemas educativos se refiere, sino en la vida misma de quienes los
afrontan.
Hablamos, pues, de estar en sintonía con el devenir actual. Con
nuestros conocimientos, nuestras destrezas y habilidades que habrán de
ponerse en juego en el momento de participar en la sociedad.
Hoy nos corresponde construir nuevos programas que respondan con
prontitud y seguridad a los requerimientos de un mundo dinámico.
Educarse para la vida, o bien reeducarse para afrontar la vida,
constituye una prerrogativa que habrá de estar presente de manera
constante en cualquier programa educativo. Contar con igualdad de
oportunidades, educar más allá de los límites geográficos y asegurar el
acceso a la información.
El Sistema Tecnológico de Monterrey, a través de la investigación de
nuevas tecnologías de enseñanza, rompe las barreras de tiempo y espacio
de la escuela tradicional, y genera nuevas oportunidades por medio de la
educación en línea. Se trata de un modelo de educación a distancia,
accesible, sin limitaciones de tiempo y espacio, que incorpora los
nuevos lenguajes y medios de la tecnología informática.
Se aprende mediante la enriquecedora experiencia que resulta de
interactuar en un ambiente electrónico, diseñado para la construcción de
aprendizajes significativos, que permite, además, la conexión a nuevas
fuentes del conocimiento, el establecimiento de comunidades de
aprendizaje, el desarrollo de organizaciones que aprenden, la
coexistencia de la pluralidad de pensamiento y la posibilidad de acceder
a ilimitadas fuentes del saber.
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